Otras en cambio tienen temor y se encierran en si mismas, buscando culpables y no soluciones, solo participan unos pocos, que son los únicos que opinan, definen y deciden. Con esta actitud solo consiguen restringir la visión del problema, su capacidad de análisis y por lo tanto la decisión no es obviamente la mejor.
Cuando esto sucede y el management no lo percibe, hay un segmentación, una dispersión organizacional muy peligrosa, que se agrava cuando es propiciada y generada por la cúspide de la pirámide.
Tendrá más oportunidades la empresa que sea capáz de generar un proceso creativo, innovador, que no solo impida que se recicle la crisis, sino que potencie la capacidad de aprender y desarrollarse, de replantear sus estrategias para lograr alcanzar sus objetivos. Debe hacer participar a todo su management, para que desde todas la ópticas posibles, se realice un análisis técnico global, que permita un diagnóstico inequívoco, para generar la mejor toma de decisiones.
Es importante que este sistema, no resulte en una burocracia excesiva o en exceso de papelería, tampoco debería impedir la flexibilidad de las organizaciones.
Todas las organizaciones ya tienen una estructura de gestión y esta debería ser la base en la que el Sistema de Gestión de Calidad es construido.
Una normativa cualquiera va a definir lo que debemos cumplir como organización, pero la manera cómo lo hagamos es facultad de cada organización.